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¿Aliado o lastre? La OTAN pierde la paciencia con Sánchez

¿Aliado o lastre? La OTAN pierde la paciencia con Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una rueda de prensa.

La credibilidad de España sigue en caída libre. Pedro Sánchez ha vuelto a colocarnos en el centro de la polémica internacional tras firmar junto al resto de líderes aliados un compromiso histórico para elevar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB para 2035. Sin embargo, desde Moncloa se lanzaba un mensaje muy distinto: España no alcanzará esa cifra. ¿Qué ha firmado entonces?

La explicación oficial habla de una “excepción flexible” pactada con el secretario general Mark Rutte, que «permitiría a España mantenerse en un 2,1 % del PIB», siempre que cumpla los requisitos operativos exigidos por la Alianza. Pero ni en la declaración final aparece esa excepción, ni otros aliados parecen compartir esa lectura ni Mark Rutte lo expresa con la misma seguridad que nuestro presidente. De hecho Trump ya ha lanzado duras advertencias: “Si no pagan, pagarán el doble en aranceles”.

El caso español genera ya exhasperación en Bruselas, Washington, Polonia, Italia y Bélgica. Nuestros aliados señalan, incrédulos, una ruptura peligrosa del consenso. En privado, Sánchez se describe ya como un eslabón débil en un momento de máxima tensión geopolítica, con Rusia rearmada, China en ascenso y los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo sin resolverse.

En el plano interno, la oposición acusa a Sánchez de mentir y de haber firmado lo que luego pretende ignorar. Eso o finge pretender ignorar lo que ha firmado y sabe que deberá cumplir. Sus socios de coalición, en cambio, aplauden su resistencia al “militarismo atlantista”. El presidente parece querer quedar bien con todos, pero corre el riesgo de quedarse solo. ¿La hipótesis más solvente? Sánchez quiere ruido. Ruido a cualquier precio. Ruido por su bochornoso papel en la cumbre. Ruido por sus constantes vaivenes. Ruido por su baile de cifras. Ruido por su enfrentamiento con Trump. Rudio a toda costa para tapar los escándalos que cercan al PSOE. El tema no es el 2,1, el 3 o el 5%; es Cerdán y la UCO. Noticia no es la bravuconería de Trump -eso lleva sin ser novedad desde 2016-, lo son Ábalos y Koldo. El presidente quiere despistar; no se lo concedan.

En cuanto al gasto, la verdadera prueba llegará en 2029, cuando se revise el cumplimiento de los compromisos. Cumplir los habremos cumplido, porqué Sánchez habrá asumido el camino hacía el 5% diga lo que diga ahora.

Guillem Espaulella
Guillem Espaulella
Politòleg per la Universitat Pompeu Fabra.

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