La paciencia contra la okupación se agota, también en Barcelona. Este pasado viernes, decenas de vecinos de la Barceloneta, hastiados por la creciente delincuencia y degradación del barrio ante la inacción de las autoridades, se enfrentaron directamente a un grupo de okupas a los que señalan como responsables de robos y hurtos violentos en la zona.
‼️ Un clan magrebí provoca una batalla campal en el barrio de La Barceloneta.
— VOX Barcelona Ciudad (@vox_bcnciudad) July 5, 2025
Todos los municipios de Cataluña sufren las consecuencias de una inmigración ilegal desbocada.
Sus vecinos se ven obligados a defender la seguridad en sus propios barrios. pic.twitter.com/BFRUMT0W2q
La situación escaló rápidamente. La jornada se saldó con 8 detenidos y múltiples heridos. Los Mossos acabaron desplegando unidades antidisturbios y del ARRO para controlar los enfrentamientos y restablecer el orden.
Los vecinos llevan meses advirtiendo sobre la inseguridad que azota al barrio. Según relatan, el piso conflictivo no solo alberga a okupas, sino que se ha convertido en un punto de encuentro para ladrones especializados en hurtos a turistas y asaltos en plena calle.
Aunque la policía asegura que ya han activado el “plan especial Kanpai”, que en teoría debe reforzar la presencia policial en zonas con alta concentración de delitos, los vecinos sostienen que la respuesta institucional ha llegado tarde y es insuficiente. Los ciudadanos se sienten abandonados y señalan -con acierto- que los delincuentes entran y salen de los juzgados sin consecuencias reales.
Este tipo de episodios empiezan a sucederse de manera regular en Catalunya. Hace apenas unas semanas, situaciones similares se vivieron en Sabadell, L’Hospitalet y el barrio del Raval, donde residentes también se enfrentaron a okupas con amplios historiales delictivos. Algunos sectores políticos han intentado relacionar estos movimientos vecinales con la extrema derecha, algo que los vecinos rechazan tajantemente. Su único objetivo es defender sus hogares y la seguridad del barrio.
Ante la pasividad de las autoridades, cada vez más ciudadanos están dispuestos a actuar por su cuenta.
