Nuevo escándalo político en EEUU. Esta vez es la directora de Inteligencia, Tulsi Gabbard, quien ha destapado una supuesta conspiración de la Administración de Barak Obama contra Donald Trump tras ganar este las elecciones de noviembre de 2016. Entre esa fecha y la de la toma de posesión, ya en enero de 2017, los demócratas, según las denuncias formuladas estos días por Gabbard, habrían fabricado las pruebas y la narrativa correspondientes para vincular la victoria del republicano frente a Hillary Clinton con supuestas injerencias rusas en el proceso electoral.
Gabbard ha anunciado que ya ha remitido al Departamento de Justicia toda la documentación que probaría que la Administración Obama «politizó y utilizó la inteligencia para lo que, en esencia, fue un golpe de Estado que duró años contra el presidente Trump, subvirtiendo la voluntad del pueblo estadounidense» para socavar la «república democrática» norteamericana.
De la no injerencia a la injerencia total
Tulsi Gabbard ha recordado que, en los meses previos a las elecciones de 2016, «la comunidad de Inteligencia compartió la opinión consensuada de que Rusia carecía de la intención y la capacidad de hackear» el proceso electoral. Sin embargo, ya con Trump como vencedor de los comicios, la narrativa cambió y, aunque los funcionarios de la IC habían preparado un informe constatando que no se había detectado ninguna injerencia de Rusia, «Obama ordenó que se elaborara una nueva evaluación de inteligencia que detallara la intromisión rusa en las elecciones, a pesar de que contradiría múltiples evaluaciones de inteligencia publicadas en los meses anteriores».
Una traición ante la Justicia
«Los funcionarios de Obama», ha desvelado Gabbard en su perfil de X, «se apoyaron inmediatamente en sus aliados mediáticos para difundir sus falsedades. Fuentes anónimas de la IC filtraron información clasificada al Washington Post y a otros medios, afirmando que Rusia había intervenido para manipular las elecciones a favor de Trump». También ha asegurado que los documentos que ha remitido al Departamento de Justicia «Estos documentos «detallan una conspiración por parte de funcionarios de los más altos niveles de la Casa Blanca de Obama para subvertir la voluntad del pueblo estadounidense y tratar de usurpar el mandato del Presidente».
Tulsi Gabbard ha concluido: «Esta traición concierne a todos los estadounidenses. La integridad de nuestra república democrática exige que todos los implicados sean investigados y llevados ante la Justicia para evitar que esto vuelva a suceder».
