La huelga que están llevando a cabo los maquinistas de trenes de Renfe está ocasionando enormes molestias a los pasajeros catalanes. No es de extrañar, pues, que, según ha informado Renfe, hasta las 9 horas solo se hubieran podido prestar un 47% de los servicios mínimos establecidos por el Departament de Treball (que se habían fijado en un 85%), tal y como ya viene sucediendo desde el jueves de la semana pasada. De esta manera, desde el inicio del servicio, se han llegado a suprimir 112 trenes. Muy diferente ha sido el funcionamiento de los convoyes de larga distancia y alta velocidad, donde sí se han cumplido los servicios mínimos.
Detrás de las reivindicaciones de los maquinistas catalanes está su rechazo a que el servicio de trenes sea traspasado a la Generalitat, lo que les dejaría «secuestrados» en Cataluña —entre el 80 y 90% de los maquinistas que trabajan en Cataluña son de otras regiones de España. Sin embargo, para el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès el problema es el «agravio histórico» que sufren los catalanes «por el mal funcionamiento del servicio ofrecido por este operador, como se está evidenciando de nuevo estos últimos días». Por ello, ha insistido en que el traspaso de la gestión de Cercanías se efectúe lo antes posible. Mientras tanto, ha remitido una carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, exigiéndole una «propuesta urgente» para solventar la situación presente.
Foment asegura que una gestión catalana es la solución
Por su parte, el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, se ha posicionado en tesis muy cercanas a las del presidente de la Generalitat. Llibre, que ha cifrado el coste diario de la actual huelga en 250 millones, ha asegurado que Cercanías estaría mejor gestionado desde Cataluña, y ha pedido que se cumplan las inversiones en Cataluña, ya que «se ha demostrado que ha habido un maltrato muy importante por parte de todas las administraciones en lo que hace referencia a las inversiones que corresponden» a la comunidad catalana.